Siempre me llamó mucho la atención todo lo relacionado la Revolución francesa, siglos XV al XVIII y en especial el papel que desempeñaron las mujeres de aquella época en la historia.
Mi ilustración de hoy, está inspirada en la reina Maria Antonieta de Austria, reina consorte de Francia (1774-1792) la reina guillotinada igual que su marido Luis XVI en plena Revolución. Maria Antonieta,ha sido objeto de una leyenda negra que la ha retratado como una seductora impenitente, malversadora de caudales públicos y traidora a Francia. Pero las nuevas miradas sobre ella desdibujan tal imagen y la envuelven de glamour. María Antonieta tenía delirio por los lujos, las fiestas, la ropa suntuosa y el dinero, lo cual le valió el sobrenombre de Madame Déficit, y se ganó a pulso el repudio del pueblo francés que moría de hambre.Poser Pro10 & Photoshop CS2 |
María Antonieta era altanera, repartía su tiempo entre el palco de la Opera de París, los bailes de Versalles, paseos en el campo, juegos de cartas por grandes sumas en los salones del palacio aunque estaba totalmente prohibido. Las reuniones que organizaba en el Petit Trianon, un palacio construido especialmente para ella dentro de los jardines de Versalles, eran orgiásticas. En a ese lugar reunía a sus favoritos y favoritas. Entre "ellos" sobresalió nítidamente un caballero sueco, Hans Axel de Fersen, quien fue su amante cuando decidió no dormir más con su marido.
La reina, que no contaba con el favor de los franceses por ser extranjera, hizo aumentar su impopularidad por su lealtad a los intereses austriacos, la mala reputación de algunas de sus amistades y su extravagancia, a la que se achacaron los problemas financieros del gobierno. No obstante, la nueva soberana de Francia nunca tuvo a su marido en gran estima, y mucho menos estuvo enamorada de él.
La reina, que no contaba con el favor de los franceses por ser extranjera, hizo aumentar su impopularidad por su lealtad a los intereses austriacos, la mala reputación de algunas de sus amistades y su extravagancia, a la que se achacaron los problemas financieros del gobierno. No obstante, la nueva soberana de Francia nunca tuvo a su marido en gran estima, y mucho menos estuvo enamorada de él.
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