Las Xanas son ninfas o hadas vinculadas generalmente a cuevas, fuentes y cauces de los ríos.
Tienen un aspecto totalmente humano, son pequeñas en estatura, tienen una larguísima melena rubia y son de extraordinaria belleza.
A las puertas de las cuevas hilan y colocan sus tenderetes con peines, cadejos y tijeras de oro y plata.
En los cauces de los ríos lavan y peinan sus cabellos, lugar donde también lavan la colada.
A veces, se puede adivinar su presencia al escuchar sus cánticos divinos o cuando se observa junto al cauce del río una espuma blanca y lechosa de la colada de la Xana.
Tienen un aspecto totalmente humano, son pequeñas en estatura, tienen una larguísima melena rubia y son de extraordinaria belleza.
A las puertas de las cuevas hilan y colocan sus tenderetes con peines, cadejos y tijeras de oro y plata.
En los cauces de los ríos lavan y peinan sus cabellos, lugar donde también lavan la colada.
A veces, se puede adivinar su presencia al escuchar sus cánticos divinos o cuando se observa junto al cauce del río una espuma blanca y lechosa de la colada de la Xana.
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Suelen ser personajes benéficos, regalan ovillos de hilo, pagan con alhajas sus favores y vuelven ricos a los que las desencantan.
Aquellos que quieran acometer tal hazaña encontrarán a la Xana sentada en una roca, cantando y portando una madeja de hilo de oro, que entregarán a aquel que se lo pida, prometiendo matrimonio y magníficos tesoros para aquel que consiga deshilar la madeja sin cortar el hilo. Pero si el hilo se rompiese o no hubiera esposorio se castigará al osado atrayéndolo hasta el fondo de las aguas.
Se aparecen preferentemente de noche o en la mañana del día de San Juan.
La creencia de que el agua despertaba a medianoche es de probable origen celta. Los celtas contaban el paso del tiempo por lunas. El agua quedaba dormida después de la puesta de sol y se despertaba después de las doce, antes del amanecer del nuevo día.
Aquellos que quieran acometer tal hazaña encontrarán a la Xana sentada en una roca, cantando y portando una madeja de hilo de oro, que entregarán a aquel que se lo pida, prometiendo matrimonio y magníficos tesoros para aquel que consiga deshilar la madeja sin cortar el hilo. Pero si el hilo se rompiese o no hubiera esposorio se castigará al osado atrayéndolo hasta el fondo de las aguas.
Se aparecen preferentemente de noche o en la mañana del día de San Juan.
La creencia de que el agua despertaba a medianoche es de probable origen celta. Los celtas contaban el paso del tiempo por lunas. El agua quedaba dormida después de la puesta de sol y se despertaba después de las doce, antes del amanecer del nuevo día.
Categories:
Hadas